jueves, 30 de mayo de 2013

La mosca del vinagre contra las enfermedades neurodegenerativas


Una estrategia genética basada en la 'Drosophila Melanogaster' define dianas terapéuticas prometedoras




Las enfermedades neurodegenerativas –el Huntington, el alzhéimer, el párkinson o la ataxia espinocerebelar— se caracterizan por la acumulación de proteínas tóxicas en las neuronas. Los científicos del Baylor College of Medicine en Houston, Tejas, han utilizado ahora una ingeniosa estrategia genética para identificar (primero en la mosca Drosophila, después en ratones y células humanas) los componentes que causan esa acumulación, y han comprobado que actuar con pequeñas moléculas contra ellos revierte la neurodegeneración en modelos animales de ataxia espinocerebelar.
El envejecimiento de la población en los países desarrollados está convirtiendo las enfermedades neurodegenerativas en una de las cuestiones más acuciantes para los gestores de la salud pública, y esta tendencia solo puede acentuarse con el tiempo y extenderse por las economías emergentes.
En los últimos años los científicos han identificado un buen número de genes implicados en las principales enfermedades neurológicas, incluidas las neurodegenerativas que suelen aparecer en la segunda mitad de la vida. Algunos de estos genes, en su forma mutante o alterada, fabrican cantidades excesivas –o unas versiones excesivamente resistentes— de las proteínas que se acumulan en las neuronas enfermas: huntingtina en caso del Huntington; synucleína alfa en el caso del párkinson, y otras llamadas tau y precursor del amiloide, ambas implicadas en el alzhéimer.
Pese a que estas dolencias cursan con síntomas muy distintos y se asocian a factores genéticos diversos, todas comparten un mismo mecanismo patogénico: la acumulación anormal de esas proteínas tóxicas en las neuronas del paciente.
Los científicos del Baylor College han diseñado de arriba a abajo una estrategia para encontrar lo que ellos llaman “puntos de entrada terapéuticos” contra estas enfermedades neurodegenerativas. Han utilizado la poderosa genética de la mosca Drosophila melanogasterpara rastrear el genoma en busca de cualquier otro sistema biológico que afecte al grado de acumulación de esas proteínas tóxicas. Y han trabajado en paralelo con ratones y células humanas, cuyos sistemas no son, naturalmente, idénticos a los de la mosca, pero sí lo bastante como para avanzar mucho más rápido que si hubiera que empezar desde cero con ellos.
Uno de los autores del trabajo, y uno de los pioneros en la aplicación de la mosca al estudio de la neurodegeneración humana, es Juan Botas, formado en Madrid como genetista de Drosophila e investigador, desde hace 20 años, del departamento de genética humana y molecular del Baylor College of Medicine. Botas explica a EL PAÍS desde Tokio la razón que movió al equipo de Houston a elegir la ataxia espinocerebelar (SCA1 en sus siglas técnicas) como caso de estudio, en lugar de alguna de las otras dolencias más comunes.
“SCA1 es una enfermedad neurodegenerativa de incidencia relativamente baja si la comparamos con el alzhéimer o el párkinson”, explica el científico español. “Por ello no recibe tanta atención investigadora como estas otras, y particularmente nada del sector privado, pero es igualmente terrible y, al igual que las otras, tampoco tiene tratamiento; pese a ello hemos aprendido de SCA1 conceptos generalizables a otras enfermedades neurodegenerativas; y naturalmente SCA1 lo es todo para los pacientes y sus familias, que están muy desamparados”.
El descubrimiento concreto que ha merecido hoy el artículo principal de la revista Nature puede sonar algo abstruso al lector general. “Nuestro trabajo”, explica Botas, “descubre dianas terapéuticas de la vía Ras-MSK1, e incluso disponemos de inhibidores conocidos para algunas de ellas”. Esa vía Ras-MSK1 es uno de los muchos, complejos e intrincados sistemas que nuestras células –neuronas y todas las demás— utilizan para comunicarse con el entorno fisiológico y las células vecinas. Y esos inhibidores son los que han logrado revertir la neurodegeneración en los modelos animales de SCA1 que han usado los investigadores.
“Pienso que lo importante”, prosigue Botas, “es que la estrategia –buscar modificadores que disminuyan los niveles de la proteína tóxica que desencadena la enfermedad— es aplicable a muchas otras enfermedades neurodegenerativas incluyendo el alzhéimer, el párkinson y el Huntington; y que podemos hacer esto utilizando el mismo abordaje de rastreos paralelos en Drosophila y células humanas, con lo que ganamos confianza y disminuimos los inconvenientes que pueda tener un sistema o el otro por separado”.

viernes, 24 de mayo de 2013


El virus emergente H7N9 es transmisible entre mamíferos

Los investigadores tratan de evitar riesgos con la nueva gripe




El nuevo virus de la gripe H7N9 apenas ha causado una treintena de muertos desde el 31 de marzo, cuando se detectaron las primeras infecciones humanas en Shanghái. Pero esta vez los científicos chinos no parecen dispuestos a correr ningún riesgo, y los principales institutos del país se han volcado en una investigación de urgencia del virus emergente. Según sus datos recién obtenidos en hurones —el sistema modelo de la gripe humana—, el H7N9 es capaz de replicarse en las vías respiratorias altas (lo que facilita su transmisión) y también en las profundas (lo que agrava sus síntomas). El virus se contagia eficazmente entre hurones por contacto directo, y con menos eficacia por el aire.
“En las condiciones apropiadas, la transmisión de persona a persona puede ser posible”, concluyen en la revista Science 30 investigadores del Centro Conjunto de Investigación de la Gripe, que pertenece a las universidades de Shantou y Hong Kong, el Centro Chino de Control y Prevención de Enfermedades, en Pekín, y otros institutos chinos en colaboración con la Universidad de Toronto y los virólogos del Hospital Infantil St Jude en Memphis, un grupo de referencia mundial en gripe. La posibilidad de contagio eficaz entre personas es la gran preocupación de los epidemiólogos.
Como es habitual con los virus de la gripe emergentes, el H7N9 es producto de un mestizaje entre varios virus de otras especies. Primero entre dos virus distintos de las aves acuáticas (uno puso la hemaglutinina del subtipo H7, y otro la neuraminidasa de la clase N9, que antes nunca habían aparecido juntas); y después entre ese primer híbrido acuático y otro virus de la gripe (H9N2) bastante extendido por las granjas de pollos del este asiático.
De los 125 casos humanos confirmados a primeros de este mes, tres cuartas partes habían tenido contacto con pollos de granja, que por tanto son los principales sospechosos como foco de las infecciones humanas. Los investigadores también han registrado algunos casos de brotes familiares, por lo que consideran probable que el H7N9 tenga cierta capacidad de contagio de persona a persona, aunque obviamente limitada (otra cosa habría supuesto ya una pandemia). La secuencia genética del virus también apunta a que ya ha experimentado algunas mutaciones favorables a su replicación en humanos, o al menos en la generalidad de los mamíferos.
El trabajo muestra que los hurones no solo pueden infectarse con un virus H7N9, sino que también se convierten en eficaces focos de nuevas partículas virales durante unos seis días.

viernes, 17 de mayo de 2013




                               

Obtenidas mediante clonación células madre embrionarias de personas


      

El trabajo es el primer éxito en humanos de la técnica que dio origen a la oveja 'Dolly'


Un grupo de científicos estadounidenses ha conseguido por primera vez células madre embrionarias con el mismo ADN (clonadas) de un adulto.El trabajo es el primer éxito en humanos de la técnica que dio origen, por ejemplo, a la oveja Dolly, pero los autores insisten en que no se trata de obtener personas clonadas, sino en llegar a la fase de blastocisto del embrión (alrededor de los cinco o seis días de desarrollo) para extraer las células madre. Teóricamente, estas podrían luego diferenciarse en tejidos que el paciente necesitara para un autotrasplante, que, como tendrían el mismo material genético que el receptor, podría usarse sin riesgo de rechazo. El ensayo, dirigido por Shoukhrat Mitalipov, de la prestigiosa OHSU (Oregon Health & Science University ), se publica en Cell.




La técnica utilizada es la de transferencia nuclear:: se toma un óvulo de una donante, se le extrae el núcleo y se le inserta una célula adulta —también se ha ensayado con otras fetales, más adaptables— del posible receptor. Luego, el óvulo se activa, y empieza a dividirse en los primeros pasos del desarrollo embrionario. Al llegar a la fase de blastocisto (una especie de pelota de células), se destruye y se obtienen las células madre. Esto sucede porque al cambiar el material genético el óvulo deja de tener una sola cadena de ADN para tener dos, lo normal en las células. Esta es la situación que se da en la naturaleza cuando hay una fecundación (el padre aporta una copia del material genético y la madre otra), salvo que estas células tendrían las dos copias de un mismo individuo: son, por eso, una clonación.
El método ya se había ensayado con éxito en distintos animales —ovejas, cabras, vacas, perros, gatos, ratones, cerdos y macacos—, pero nunca había funcionado en personas. Fue el fraude que anunció para apuntarse el éxito el coreano Hwang Woo-suk en 2004, por ejemplo. Por eso, Anna Veiga, directora del banco de líneas celulares del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB), valora especialmente que se ha conseguido mejorar la técnica para que funcione en humanos.
Pero esta mejoría, con todo su impacto, no oculta que se acerca, al menos un paso, a un tema tabú (en España, por ejemplo, está expresamente prohibido por la ley de reproducción humana asistida): la clonación humana. Visto hasta aquí, el artículo es muy importante, y tanto a Veiga como a Jorge Cuadros, miembro de la junta directiva de la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (Asebir), les gustaría que el interés por el trabajo se quedara aquí. “Ya es bastante importante”, dice Cuadros. “Lo que nos interesa a los científicos serios es esta parte, su utilidad para la medicina regenerativa”. Pero ambos son conscientes, como también lo son los autores del artículo, de que se ha dado, al menos en teoría, un paso hacia la clonación humana. El propio Mitalipov lo alude —y lo intenta conjugar— en el resumen que ha hecho en una nota de prensa: “Nuestra investigación está directamente dirigida a conseguir células madre para usarlas en el futuro para combatir enfermedades. Aunque los avances en la técnica de transferencia nuclear conducen a menudo a la discusión pública sobre los aspectos éticos de la clonación humana, ese no es nuestro objetivo. Y tampoco creemos que nuestros hallazgos puedan ser utilizados por otros para avanzar en esa dirección”, ha dicho.
Cuadros, está en la misma línea de descartar ese siguiente paso, que un embrión así producido se implante en el útero de una mujer y llegue a desarrollarse. “Hay que pensar que la técnica que ha usado Mitalipov es la misma que había utilizado en primates no humanos en 2007, cuando consiguió, en un trabajo importantísimo, crear dos líneas celulares [cultivos de células madre que se perpetúan en laboratorio]”, explica. “Han pasado ni más ni menos que seis años hasta que lo ha conseguido repetir en humanos. Y, en ese tiempo, ha intentado clonar los macacos sin conseguirlo”, dice el biólogo. “Lo más que ha conseguido, aunque no lo ha publicado, es, tras implantar 67 embriones a 10 hembras, un embarazo, que acabó en aborto”, cuenta.
El especialista en reproducción cree, por tanto, que pensar en la clonación humana “sigue siendo una barbaridad y ciencia ficción”. “La transferencia nuclear es una técnica insegura e ineficaz. La hemos probado en animales, con tasas de éxito del 1%. Eso quiere decir que en el otro 99% ha habido abortos o crías que han muerto nada más nacer, y muchos de los pocos animales que se han conseguido tienen malformaciones o enfermedades graves. Que eso pase en animales nos da pena, pero en humanos sería inaceptable”, dice Cuadros. “En lo que va a ser útil es en la medicina regenerativa”, insiste.
Solo tras insistirle, el especialista admite que se ha dado “un paso” hacia la clonación reproductiva (usar la técnica para conseguir niños con el mismo ADN que un adulto concreto, y, por lo tanto, lo más parecidos, al menos físicamente, que se puede ser). “Pero es solo eso, un paso, y faltarían muchos por cubrir”.
Los expertos creen que es un paso, pero que falta mucho para crear humanos idénticos
El motivo está en que, hasta ahora, la técnica no es demasiado eficaz. “Que se haya llegado a la fase de blastocisto no implica que ese embrión vaya a seguir desarrollándose si se implanta en un útero de una mujer o que lo haga sin abortar o sin anomalías. Hay reparos éticos y técnicos para ello. Los primeros no han cambiado, y los segundos todavía pesan aún más”.
Yendo aún más allá, Cuadros no cree que “científicos serios” quieran nunca dar ese paso. “Cuando se clonó a la oveja Dolly, hace 15 años, yo enseñaba en la universidad que eso no era posible, que era demasiado complejo, y tuve que cambiar. Llevamos desde entonces hablando de clonar personas, pero hay una pregunta que me hice entonces y que nadie me ha contestado: ¿para qué hacerlo? Los científicos serios ni se lo plantean, porque es algo que no tiene ninguna utilidad. Si alguien quiere tener un hijo y no puede, hay otros métodos mucho más sencillos y con menos riesgos. Por eso lo importante de este trabajo, que ya he dicho que es un hito, es lo que ha conseguido”.
La complicación de usar la técnica de Dolly en personas ha sido hasta ahora insalvable, y por eso el estudio tiene el mérito de que la vence. Las mejoras abarcan casi todo el proceso, empezando por el proceso de estimulación para que la donante produzca más óvulos. “Cuestiona los protocolos actuales”, dice Veiga. En contra de lo que se pensaba, por ejemplo, el objetivo no es que haya muchos óvulos para utilizar, sino su calidad. En animales esta parte no se cuida tanto, ya que perder óvulos por el camino no es tan importante, pero los investigadores han llegado, en algunos casos, a tener éxitos del 50% (conseguir dos óvulos de una donante y que uno de ellos funcione y se desarrolle).
Pero la clave, según los autores, está en su capacidad para elegir el momento de insertar el nuevo material genético en el óvulo sin que este pierda su capacidad para dividirse. La división celular se denomina meiosis, y los investigadores han descubierto cuál de sus fases es la mejor y, sobre todo, cómo mantener la activación de los factores del citoplasma (el contenido interior de la célula) que están actuando en la división. Hay más mejoras, indica Veiga, como que la activación posterior se refuerza mediante electroporación (una pequeña descarga). Todo esto había sido ya probado en macacos rhesus.
El artículo —“impecable”, según Veiga— llega hasta el final del proceso: la obtención de cuatro líneas celulares diferenciadas, lo que demuestra que se consiguieron células madre. En este sentido, el de la medicina regenerativa, “el trabajo es un hito”, afirma Cuadros.
La investigadora catalana recalca que las células así obtenidas, al ser completamente equiparables a las embrionarias, evitan algunos de los problemas que se han visto en la otra fuente de células madre, las reprogramadas a partir de las adultas (las iPS, que en algunos trabajos han demostrado que mantenían algunas mutaciones adquiridas por las adultas que son su fuente, lo que podía ser peligroso). Por eso ella insiste en que el trabajo tendrá gran importancia a la hora de crear bancos para su uso futuro, similares a los que hay ahora de cordón umbilical. Porque, aunque los autores lo mencionen, la idea de hacer una medicina personalizada en la que cuando un paciente necesite tejido cardiaco o neuronas, por ejemplo, se le someta a todo el proceso para fabricar unas genéticamente idénticas a él, no le parece “contemplable”. “Aunque sea posible sería carísimo. Lo que se pueden tener son bancos con variedad de muestras que sean compatibles”, añade.
El logro es indudable, pero quizá quede oscurecido por la posibilidad de la clonación, mucho menos práctica pero más llamativa.







ESPAÑA EXPULSA AL TALENTO

 Hay científicos que emigran tras ser rechazados por un sistema sin recursos
 Peligra el relevo generacional

La comunidad científica viene haciendo la misma advertencia desde hace tiempo: los recortes pueden llevarse por delante un sistema de investigación que ha costado mucho esfuerzo, muchos años y mucho dinero levantar, con organismos y proyectos que se tambalean bajo la tijera y los retrasos y, sobre todo, porque se cierran las posibilidades de renovación generacional en lo que cada vez más voces llaman “fuga de cerebros”. Y no solo hay fugas voluntarias, hay también científicos a quienes el sistema español expulsa poniendo en riesgo ese relevo que exige, según los expertos, una gran masa crítica de alto nivel.
Nuria Martí, de 33 años, es uno de los ejemplos de esa cantera que se ve obligada a salir de España por culpa de los recortes en subvenciones públicas para I+D —de 1.400 millones de euros (31%) entre 2009 y 2012, según la Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce)—. Martí fue despedida del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) de Valencia en 2011 y ahora acaba de firmar uno de los trabajos más importantes de los últimos años sobre células madre. Lo ha hecho en su nuevo trabajo, en la Oregon Health & Science University, en Estados Unidos.
También ha tenido mucha resonancia la historia de Diego Martínez (30 años), recién nombrado mejor físico europeo joven por la Sociedad Europea de Física, pero no ha conseguido la beca que solicitó del Programa Ramón y Cajal para que científicos de excelencia abran y dirijan nuevas líneas de investigación. Martínez y el resto de candidatos rechazados aún pueden recurrir.
Ni los cajales en activo ni los investigadores más veteranos consultados cuestionan el sistema de selección, basado en criterios internacionales, de las convocatorias competitivas en ciencia. Lo que observan y denuncian, simplemente, es que con los recortes, cada vez más jóvenes brillantes se quedan fuera. En 2011 se ofrecieron 250 ayudas y en 2012, 175. Ocurre lo mismo con el programa Juan de la Cierva, dirigido a facilitar a los jóvenes el acceso a la carrera investigadora: han pasado de 350 a 225. En 2004, fueron 3.255 candidatos para 650 plazas en ambos programas; ahora, han sido 5.032 para 400 plazas. Las convocatorias predoctorales de las autonomías también han sufrido grandes recortes, cuando no se han eliminado, los últimos años.
“En Historia Contemporánea se han dado dos becas y se han quedado fuera seis o siete personas que en otro momento hubieran entrado y de las que el sistema se hubiera beneficiado”, asegura Enrique Moradiellos, catedrático de Historia de la Universidad de Extremadura. Moradiellos ha formado parte de una de las comisiones que han juzgado a los candidatos a Ramón y Cajal, destinado a investigadores capaces de atraer dinero para proyectos y dirigirlos. Los solicitantes tienen que haber completado la tesis en los últimos 10 años. Las comisiones que conceden las ayudas tienen en cuenta la cantidad y calidad de publicaciones y su impacto internacional, si se han dirigido grupos, las estancias en el extranjero… El primer informe sobre los candidatos lo hace un científico anónimo (lo que se llama peer review, revisión entre iguales). Con él empiezan a examinar las comisiones de expertos nacionales e internacionales de reconocido prestigio que se fijan para cada área de conocimiento. La beca dura cinco años y el objetivo, en principio, es que estos investigadores consigan una plaza estable y se queden en España.
Un portavoz del Ministerio de Economía, donde se adscribe la secretaría de estado de Investigación que dirige Carmen Vela, señala que aunque se han ofrecido menos plazas, el monto ha aumentado de 45,9 millones a 54 millones (para cinco años de beca) para elevar el dinero de personal y equipos y el compromiso de estabilización una vez que termine el periodo de la ayuda.
Pero en este contexto de recorte sobre recorte, nadie se fía y cunde el “desánimo”, asegura Joaquim Casellas, investigador de 34 años del Programa Ramón y Cajal en la Autónoma de Barcelona. “Los que estamos, vemos peligrar el compromiso de estabilización y los que quieren entrar ven que cada vez hay menos plazas”, añade. Él había dirigido equipos como investigador principal cuando le dieron la beca en 2009, había pasado un año en la Universidad de California-Davis (puntera en Ganadería) y tenía 20 artículos científicos publicados. Cuenta por teléfono que los procedimientos de selección le parecen “bastante razonables”, pero admite: “Ahora hubiera tenido muchos problemas para conseguir la ayuda”. A todo ello se suma el retraso. Si acaba de resolverse ahora la convocatoria de cajales de 2012, es posible que no se firmen los contratos hasta finales de 2013, lo que puede dejar en la cuneta a quienes no pueden esperar tanto.
Moradiellos responde un rotundo “sí” cuando se le pregunta sobre si hay fuga de cerebros. El ministerio dice que no hay datos suficientes para poder decir eso. “El trasiego de talento es normal. El talento va a donde hay recursos, y donde puede brillar y desarrollar empresa, o bien se queda donde no los hay, y entonces suele languidecer. Se sabe de siempre. Retener talento en España mediante el mantenimiento de un buen nivel de posibilidades es el mejor regalo que el país se puede hacer para asegurar un futuro entre líderes, no entre rémoras”, señala el biólogo Joan Massagué, que trabaja en Estados Unidos.